(China.org.cn) — China está ganando más influencia global que Estados Unidos, ya que los esfuerzos mundiales del Partido Comunista de China (PCCh) son rápidos, de gran repercusión y relevantes, según un artículo reciente publicado por la revista Foreign Policy.
El artículo menciona tres aspectos en los que Estados Unidos debería aprender del PCCh en lo que respecta a forjar apoyo internacional y aumentar su influencia y alcance.
Primero, el PCCh está siendo rápido a la hora de movilizar y suministrar recursos para ayudar a otros. En contraste, «el procedimiento del Gobierno de Estados Unidos para otorgar un contrato o permiso puede durar 18 meses o más, y eso no incluye la planificación estratégica y los complicados reajustes presupuestarios necesarios para programas nuevos, que pueden tomar unos cuantos años más», expuso.
En este aspecto, el artículo plantea dos propuestas. En primer lugar, «Washington debe reformar el modo en que presupuesta y asigna fondos de asistencia exterior». Además, la Administración y el Congreso de EE. UU. deberían trabajar juntos para remodelar el «proceso innecesariamente complejo y difícil» de concesión de contratos y permisos de ayuda al exterior.
La segunda ventaja del PCCh, dice el artículo, es que cuando se compromete con un país, lo hace con grandes proyectos de enorme visibilidad e impacto en todo ese país.
Por lo tanto, sugiere a Washington que se muestre «dispuesto a aceptar grandes partidas», para grandes proyectos de infraestructura entre otras cosas, y «se asegure que obtiene crédito por las contribuciones canalizadas a través de organizaciones internacionales mediante la atribución efectiva y visible de donantes».
Por último, pero no menos importante, el PCCh tiene éxito en gran parte porque ofrece a los países en desarrollo lo que realmente quieren, anota el artículo. Sin embargo, Estados Unidos «se bloquea a sí mismo porque su ayuda al exterior a menudo llega tarde y al lugar equivocado».
«Con una reforma presupuestaria seria, una mayor flexibilidad en cómo Washington gasta su dinero y sentando a los países socios a la mesa cuando se toman decisiones clave en lo relativo a ayuda, EE. UU. puede solucionar los problemas autoinfligidos que lo están frenando en el mundo en desarrollo», señala el artículo.
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