(Elperuano.pe) — El escenario económico internacional del siglo XXI exige de las economías nacionales su inserción en el esquema de globalización y conectividad. La competitividad y los fines de un crecimiento sostenido suponen que las economías cuentan con una capacidad productiva basada en eficiencia, innovación tecnológica y calidad; y con una interdependencia efectiva para fines de beneficios recíprocos.
En las actuales circunstancias, las consecuencias de la pandemia del covid-19 han puesto al descubierto en el Perú carencias y limitaciones en el nivel de avance tecnológico en su estructura y administración. Las tratativas que han mostrado los gobiernos hasta este momento han estado orientadas principalmente a fomentar el uso de medios digitales en las estrategias de facilitación de la productividad y los negocios, pero no así en un desarrollo inclusivo.
En tal sentido, con miras a otorgarle un carácter sostenido al planeamiento del proyecto-país, sería importante reforzar aquellos sectores que forman parte de la dimensión social del desarrollo, como son la educación y la salud, además de las pymes. Un número importante de estudiantes, no solo en las zonas alejadas, sino también en las periferias de las grandes ciudades, no pueden participar de manera cabal en los programas de educación a distancia debido a las limitaciones derivadas de la falta de una conectividad digital integral y de la no posesión, por parte de educandos y maestros, de equipos informáticos para su uso.
Un diagnóstico similar se puede hacer en el sector Salud, donde no existe una conectividad entre los hospitales y centros médicos de provincias con los de la capital, limitando así las posibilidades de un tratamiento integral en línea de los pacientes de covid-19 y otros males como el dengue y la tifoidea. En caso no se pueda corregir esta situación, serán muy limitadas las posibilidades de enfrentar a nivel nacional los aspectos sanitarios de la pandemia.
La carencia de un proyecto de conectividad digital integral limita también las expectativas de crecimiento y expansión internacional de las pequeñas y medianas empresas, que en las actuales circunstancias ven reducidas sus posibilidades de ofrecer su producción a nivel nacional y disminuidos sus esfuerzos por alcanzar un lugar en el mercado global. Este sector seguirá dependiendo del reducido mercado local o distrital, que no les ofrece un margen importante para su deseada expansión.
Otros países han logrado superar estas limitaciones por medio de una transformación digital que incluye el establecimiento de una red de conectividad a nivel nacional y de centros de difusión para su apropiado uso.
En Sudamérica, Chile, Brasil, Argentina y Colombia cuentan con mecanismos idóneos y adecuados a sus respectivas realidades, incluido el uso de las redes 5G y de los procedimientos de inteligencia artificial . En el caso de Chile, ya se han establecido dos centros de datos o centros tecnológicos para incentivar el uso de los medios digitales, tanto en el Gobierno como en el sector privado. Argentina y Brasil están desarrollando redes nacionales interconectadas. Colombia ha iniciado un proyecto de apoyo al emprendimiento empresarial y al establecimiento de una base digital amplia denominado Cenube.
Todos estos esfuerzos cuentan con el apoyo de empresas internacionales, en particular Huawei, que ha aportado experiencias y conocimientos en el planeamiento y ejecución de políticas de transformación digital. Y sus resultados han sido un importante aporte a sus respectivos procesos de desarrollo nacional. En otras regiones, Malasia, Singapur, Indonesia son, entre otros, los mejores ejemplos de un desarrollo basado en un uso intensivo del recurso tecnológico.
En el caso del Perú, el proyecto del Corredor Tecnológico del Sur, con la asistencia de República de Corea, del 2015, quedó inconcluso por falta de una adecuada respuesta nacional. Hubiera permitido no solo un desarrollo tecnológico y de la capacidad productiva de las regiones del sur del país, sino también convertir a dichos territorios en el hub digital y de innovación en un esquema de conectividad con países vecinos a dichas regiones.
Los esfuerzos en el país dirigidos hacia una transformación digital, de acuerdo con las experiencias en terceros países, deberían abarcar las estructuras gubernamentales, el sector académico, así como la actividad privada nacionales. Esta es una tarea que debería reforzarse de cara a la necesidad de hacer frente al covid-19 con acciones inmediatas en las áreas de la dimensión social de la reactivación, así como para los fines de un planeamiento de mediano plazo del mejoramiento de la capacidad productiva. De no ser así, no existirían reales posibilidades para un desarrollo nacional sostenido, inclusivo e integral, de acuerdo con las exigencias del siglo XXI.
Juan Carlos Capuñay
Exembajador del Perú en Japón, China y Singapur
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