Washington debería construir puentes, no muros, para facilitar intercambios China-EE. UU.

Publicado en: Español el 11/09/2020

(Xinhua) — Cuando el macartismo saltó a la fama en la década de 1950 en Estados Unidos, la sospecha de una amplia penetración comunista en ese país alcanzó un tono histérico, y muchas personas de ascendencia china viviendo allí fueron blanco de acusaciones infundadas.

Parece que la histeria anticomunista está escenificando un regreso vicioso. En su más reciente jugada, la Administración estadounidense dijo el miércoles que había revocado las visas a más de 1.000 ciudadanos chinos desde junio, debido a los llamados riesgos de seguridad que plantean los estudiantes y académicos chinos.

Las excusas empleadas por algunos estadounidenses críticos de China para obstruir los intercambios normales entre personas de ambos países simplemente no se pueden soportar. En su intento de difamar a estudiantes chinos o incluso a los viajeros en el país, están tratando de obtener ganancias políticas o contener el desarrollo de China.

Una de las figuras más notorias es el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, quien recientemente dijo que la Casa Blanca está sopesando más restricciones a los estudiantes chinos en el país, y amenazó con cerrar todos los Institutos Confucio en los campus de Estados Unidos con el pretexto de librar al país de la influencia de Beijing.

La creciente hostilidad de Washington hacia China y su campaña para demonizar la cooperación China-EE. UU. han perjudicado gravemente los intercambios culturales y entre personas de los dos países. Su xenofobia y aislacionismo sólo conducirán a consecuencias demasiado difíciles de aguantar para los dos pueblos.

Durante décadas, los intercambios culturales y entre personas de ambos países han contribuido en gran medida a fomentar el entendimiento mutuo entre los dos pueblos y a promover los lazos bilaterales.

Los alumnos chinos van a Estados Unidos a estudiar desde hace más de 140 años, y los intercambios se han reanudado a finales de la década de 1970 después del alto temporal que habían causado las tensiones de la Guerra Fría.

China ha sido la mayor fuente de estudiantes internacionales en Estados Unidos durante 10 años consecutivos, con casi 370.000 alumnos en programas de educación superior de Estados Unidos en el año académico 2018-2019 — más de un tercio del total, según el Instituto de Educación Internacional.

Estados Unidos como crisol también depende de los inmigrantes para impulsar su desarrollo en varios sectores. Tomemos como ejemplo la Inteligencia Artificial (IA): Estados Unidos ha construido su vanguardia al atraer talentos internacionales para trabajar en instituciones estadounidenses, según un informe publicado en junio por Macro Polo, un think tank interno del Instituto Paulson en Chicago.

Y el país perdería el 29 por ciento de sus investigadores de IA de primer nivel si se rescindieran las visas y el estatus migratorio para los investigadores originarios de China, dijo.

Sin embargo, «la Tierra de los Libres» que una vez abrazó la apertura y la diversidad se ha deslizado hacia el aislacionismo y la megalomanía.

En medio de la oleada de sentimientos anti-China en Washington, los derechos de estos chinos han sido violados en lugar de protegidos en la nación que se etiqueta a sí misma como defensora de los derechos humanos.

Muchos vieron sus visas revocadas, los planes de vida personales interrumpidos, los costos financieros aumentaron, y algunos incluso fueron interrogados y arrestados sin causa razonable, avivando el miedo y la preocupación.

El intento de desacoplares con China y una campaña para politizar los intercambios bilaterales normales por aquellas personas con mente de suma cero en Washington han recibido una firme oposición en su país.

Las universidades y organizaciones científicas estadounidenses, como la Universidad de Michigan, adoptaron una postura firme en oposición a las «restricciones arbitrarias» de Washington sobre los estudiantes de China proclamadas a finales de mayo.

En este mundo cada vez más interconectado, la construcción de muros sólo mantendrá uno cada vez más aislado, mientras que la construcción de puentes puede facilitar la comunicación y así promover el progreso.

Los halcones anti-China en Washington tienen el imperativo de tomar en serio las voces racionales de los demás y dejar de obstruir los intercambios normales entre los chinos y los estadounidenses — o de lo contrario, son los intereses de Estados Unidos los que se verán perjudicados.



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