(CRI) — En la actualidad, del campo a la mesa, la pérdida y el desperdicio anual de alimentos en China asciende a 35 millones de toneladas, lo que representa el 6% de la producción nacional. Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), esta cantidad puede alimentar a una quinta parte de la población desnutrida en África. El problema es particularmente serio en el lado del consumo: aproximadamente el 12% de los alimentos de cada comida se tira eventualmente a la basura, y la tasa de desperdicio en los banquetes puede llegar al 38%.
El presidente chino, Xi Jinping, lo ha criticado en varias ocasiones. Recientemente, examinó ese problema desde una perspectiva estratégica y enfatizó: «A pesar de la excelente cosecha de alimentos por años, siempre debemos tener una sensación de crisis para la seguridad alimentaria».
El libro blanco «Seguridad alimentaria de China» publicado en octubre de 2019 señaló que China puede lograr la autosuficiencia en la producción de los tres principales cereales de arroz, trigo y maíz, y los importados son principalmente otros granos y frijoles, como la soya. Sin embargo, la producción y la demanda de alimentos todavía se encuentran en un equilibrio estrecho. Además, los recursos de tierras cultivables de China son muy limitados. Con el 7% de la tierra cultivable del mundo necesitamos alimentar al 20% de la población global.
El desperdicio de alimentos es un problema mundial. Según estimaciones de la FAO, cada año se desperdician en todo el mundo 1.300 millones de toneladas de alimentos, lo que representa un tercio de la producción mundial. El 29 de septiembre de 2020 será el primer Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. El llamado y la acción actuales de China son oportunos y efectivos, lo que se hace eco del tema establecido por las Naciones Unidas.
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