Trabajadores de la salud del frente forman escudo de seguridad en lucha global contra COVID-19

Publicado en: Español el 26/04/2020

(Xinhua) — «Mis niños son demasiado pequeños para leer esto ahora. Y apenas me reconocerían vestida de esta forma. Pero si me pierden debido a la COVID, quiero que sepan que mamá intentó hacer su trabajo arduamente», escribió Cornelia Griggs, una neoyorquina que actúa como cirujana pediátrica, en una emotiva publicación a sus niños pequeños en marzo.

Una madre en la primera línea de la pandemia por el coronavirus, Griggs hace uso de sacrificio y coraje como una poderosa herramienta de enseñanza para sus hijos. El tuit viral recibió alrededor de 103.000 retuits y 530.000 me gusta en 24 horas.

Según los últimos cálculos de la Universidad Johns Hopkins, las infecciones por el nuevo coronavirus han aumentado a casi 2,9 millones en todo el mundo y más de 200.000 muertes.

Griggs, como otros miles de valientes trabajadores médicos en todo el mundo, ha estado luchando ardua y valientemente contra la COVID-19, intentando cambiar el rumbo de la pandemia, que no conoce fronteras ni etnias.

Muchos trabajan por largas jornadas, lo cual acaba afectando sus vidas personales debido a esta crisis de salud sin precedentes; algunos se han ofrecido a ayudar sin pensarlo dos veces; algunos incluso han perdido la vida en la primera línea de la batalla contra el coronavirus.

GRAN SACRIFICIO

Roberto Stella, un médico general de 67 años, murió el 11 de marzo, el primero de muchos médicos en sucumbir al coronavirus en Italia.

Vivió en Busto Arsizio de Lombardía, una región italiana que ha sido particularmente afectada por el brote, y había planeado dejar su trabajo como médico y presidente de la Orden de Médicos en Varese, una ciudad al norte de Milán, a finales de este año.

Stella fue uno de los primeros en instar al gobierno a prestar atención al inadecuado equipo de protección para el personal de atención médica.

«Su muerte llamó la atención de los médicos italianos (…) hizo que los médicos se dieran cuenta de que el coronavirus era algo que debía tomarse en serio», dijo a Xinhua Angelo Testa, presidente de la Unión Nacional de Médicos Independientes.

El coronavirus se ha cobrado más de 26.000 vidas en Italia, uno de los países más afectados de Europa, entre ellos un total de 144 trabajadores médicos.

Unos 17.000 trabajadores de la salud han sido infectados, más de dos tercios son mujeres, según el instituto de salud pública del país.

También en Europa, los médicos serbios observaron un minuto de silencio el 15 de abril para llorar a Miodrag Lazic, un famoso cirujano que murió por una infección relacionada con el coronavirus.

Lazic, de 65 años, director del Centro de Emergencias de la ciudad de Nis, había estado usando un ventilador porque su estado era grave.

El médico serbio estuvo «en primera línea, hasta el final (…) hasta el momento en que descubrió que él mismo había contraído el virus», aseguró un comunicado emitido por el centro clínico de Nis.

Especialista en cirugía, Lazic fue voluntario durante las guerras en la ex Yugoslavia a principios de la década de 1990, y había escrito un libro titulado «El diario de un cirujano de guerra».

Hasta el momento, Serbia ha reportado 6.630 casos con 125 muertes, y se encuentra en estado de emergencia desde el 16 de marzo.

FORJANDO EL FUTURO

Al otro lado del Mediterráneo, Soman Mudariki, que trabaja en el Hospital Wilkins en Harare, se encuentra entre los trabajadores médicos de primera línea de Zimbabwe que arriesgan sus vidas para cuidar a los enfermos.

Dos semanas después de que la pandemia de coronavirus llegara al país sin litoral del sur de África, Mudariki hizo la prueba y confirmó cuatro casos.

Señaló que nunca antes su familia había estado tan preocupada por su seguridad en el trabajo.

«Mi hijo y mi hija no están cómodos. Siguen haciendo preguntas y quieren entender cuán peligroso es realmente el coronavirus», dijo Mudariki, y agregó que su familia ha seguido siendo un fuerte pilar de apoyo.

Después de informar su primer caso el 20 de marzo, Zimbabwe ha registrado 31 casos hasta la fecha. El gobierno ha extendido el bloqueo del país por otras dos semanas hasta el 3 de mayo.

«Es una zona caliente en la que estamos trabajando y requiere un proceso meticuloso, desde ponerse el traje, hacer la prueba a los pacientes y quitarse la protección. El proceso debe ser exhaustivo para asegurarse de no transmitir el virus a otros pacientes o compañeros de trabajo», dijo Mudariki.

Las enfermeras también están expuestas a estos riesgos. Entre ellos se encuentra Cynthia Shatei, líder de la Asociación de Jóvenes Enfermeras de Zimbabwe.

«Valoramos la santidad de la vida humana, pero a veces tememos por nuestra querida vida porque el monstruo (COVID-19) es real. Creemos que la enfermería es un llamado, por lo que tuvimos que intervenir como enfermeras», dijo al periódico estatal Sunday Mail.

El personal médico ha hecho importantes contribuciones para frenar la pandemia y son «los ángeles más bellos» y «mensajeros de luz y esperanza», dijo el presidente chino, Xi Jinping, mientras inspeccionaba el centro de mando del Hospital Huoshenshan en Wuhan (centro), la que una vez fue la ciudad más afectada por el virus.

En una conferencia de prensa sobre COVID-19 a principios de este mes, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), llamó a las enfermeras y parteras «la columna vertebral de cada sistema de salud» y pidió a todos que se protejan.

FRENTE UNIDO

A medida que las infecciones por coronavirus aumentaron en Etiopía y el continente africano, un equipo de 12 médicos chinos llegó el jueves a la capital de ese país, Addis Abeba, llevando consigo suministros médicos urgentes.

Zeng Zhiyong, un miembro del equipo y especialista en el control de infecciones, dijo que «es el momento de contener eficazmente el virus antes de su propagación».

África registró un salto del 43 por ciento en los casos reportados la semana pasada. La OMS advirtió que el continente de 1.300 millones de habitantes podría convertirse en el próximo epicentro de la pandemia mundial.

El equipo compartirá sus experiencias y brindará asesoramiento a los hospitales locales sobre la prevención y el control del coronavirus, apuntó Zeng, quien también es jefe del departamento de control de infecciones en el Hospital de China Occidental de la Universidad de Sichuan.

«Los expertos y profesionales altamente capacitados que han trabajado en la respuesta a la COVID-19 en China y tienen experiencia de primera línea vinieron junto con el apoyo suministrado por el gobierno chino», resaltó la ministra de Salud de Etiopía, Lia Tadesse.

En la Cumbre Extraordinaria de Líderes del G20 en marzo Xi dijo que China, guiada por la visión para construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad, ha estado más que lista para compartir sus buenas prácticas y brindar asistencia a los países afectados por la pandemia.

China continúa proporcionando suministros a 127 países y cuatro organizaciones internacionales, y ha enviado equipos de expertos a 15 países, dijo la semana pasada el ministro a cargo de la Comisión Nacional de Salud, Ma Xiaowei.

«Es un gesto precioso de hermandad y unión demostrado por el gobierno chino», destacó Mahlet Dinku, una estudiante etíope de ciencias médicas.

Según la Comisión Nacional de Salud de China unos 1.000 miembros del servicio médico chino trabajan en África para contener el coronavirus.

 



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