Preservación y uso de recursos hídricos

Publicado en: Editoriales el 07/05/2024

(El Peruano) — El 22 de marzo pasado, la comunidad internacional celebró el Día Internacional del Agua 2024, con el título de “Agua para la paz”. Fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante su Resolución A/RES/47/193. Esta celebración tiene sus orígenes en la Cumbre de la Tierra, llevada a cabo en Río de Janeiro en 1992.

La Resolución 47/193 sentó las bases para la formulación de políticas de preservación del agua dulce, como un recurso básico para el desarrollo sostenible y la supervivencia de la humanidad. Sus disposiciones definieron el marco conceptual de las tratativas para el establecimiento de una seguridad hídrica, alrededor de un balance entre la preservación y el uso de los recursos.

En la actualidad, cerca del 40% de la población mundial enfrenta una situación de riesgo debido a las limitaciones y antigüedad de la infraestructura hidráulica existente y a las deficiencias y carencias en la distribución y uso del agua. El sexto objetivo de Desarrollo Sostenible de las Metas del Milenio señala la importancia de que la comunidad internacional formule programas de apoyo a los esfuerzos encaminados hacia un manejo sostenible de los recursos hídricos, con el objeto de garantizar el libre acceso de todas las personas a los servicios de agua y saneamiento en el 2030.

En el informe del secretario general de las Naciones Unidas con ocasión del Día Internacional del Agua se resalta la existencia de una responsabilidad internacional en la preservación de este recurso, en razón de que su uso constituye tanto un derecho humano dentro los propósitos de ofrecer un nivel de vida adecuada a la población, así como un factor fundamental para la seguridad alimentaria, la generación de energía, el fomento de la agricultura y el desarrollo industrial; y, en las gestiones en favor de ciudades sostenibles. Hoy en día, más de 2,000 millones de personas carecen de agua potable y servicios de saneamiento, al tiempo que solo 24 del total de naciones que comparten recursos hídricos tienen acuerdos de cooperación y actividades conjuntas con beneficio reciproco.

En un reciente estudio, la Unesco ha señalado la importancia que tiene la formulación de políticas en torno a los recursos hídricos vulnerables con el objeto de reducir el impacto de las sequías e inundaciones, al mismo que garantizar un uso equitativo del agua dulce, a fin de alejar los peligros de conflictos locales e internacionales. Para ello, recomienda que los gobiernos brinden apoyo al Programa Hidrológico Intergubernamental (PHI) y al Programa Mundial de Evaluación de Recursos Hídricos.

A escala regional, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) cuenta con programas especiales para la preservación y uso sostenible del agua en cooperación con socios estratégicos, como España, por medio del Fondo Español de Cooperación para Agua y Saneamiento de América Latina y el Caribe, Estados Unidos con el Fondo de Protección de la Naturaleza en América Latina, la Unión Europea, Australia, Austria, entre otros.

El Perú, así como otros países andinos, hacen frente a un proceso de retroceso de los glaciares que existen en los Andes y que surten de agua a los ríos que se originan en las alturas. El total de los glaciares existentes, según el Ministerio del Ambiente, es de 2,679, los cuales vienen disminuyendo en sus tamaños y riqueza de nieves, como consecuencia del fenómeno del calentamiento global y de la contaminación. Según el Banco Mundial, de no adoptarse medidas correctivas y políticas de prevención de desastres, los glaciares de los Andes podrían desaparecer en el 2050. En los últimos 30 años han desaparecido el 22% de las áreas cubiertas por glaciares, estimándose que, de continuar este proceso, los nevados andinos más altos podrían desaparecer totalmente.

Al respecto, dentro de las estrategias para hacer frente a la situación de los glaciares andinos, es importante poner de relieve la asistencia técnica y financiera ofrecida por el Gobierno de Japón al Proyecto de Adaptación al Impacto del Retroceso Acelerado de los Glaciares de los Andes (PRAA), que comprende la instalación de 8 estaciones para la medición glaciar a más de 4,000 metros de altura sobre el nivel del mar y recolección de informaciones que permitan mejorar el comportamiento de glaciares, el reforzamiento de los ecosistemas y proveer de asistencia a las poblaciones afectadas por el cambio climático y el retroceso glaciar. Un 71% de los glaciares en el mundo se encuentran ubicados en los Andes y alimentan de agua a más de un país.

De no revertirse el proceso de retroceso glaciar, el Perú haría frente en un futuro a una situación de disminución de los volúmenes de agua dulce. Ello reduciría sustancialmente los recursos hídricos disponibles para atender, en caso no se cuente con fuentes alternativas, los distintos escenarios de uso. Se tendría que decidir si los recursos disponibles se destinan al consumo humano, a la generación de energía, al desarrollo industrial o a la agricultura. De no proceder la adopción de políticas integrales y multidisciplinarias para mitigar el proceso de retroceso de los glaciares en los Andes, no podrán atenderse todos estos escenarios de manera sostenible. Este es el desafío del siglo XXI.



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