(RT) — Pekín ha calificado de «calumnia malintencionada» y de «farsa política» el escándalo surgido en torno a la detención en el Reino Unido de dos hombres sospechosos de espiar para el Gobierno chino.
«La afirmación de que China es sospechosa de ‘robar inteligencia británica’ es completamente inventada y no es más que una calumnia malintencionada. Nos oponemos firmemente a ella e instamos a las partes pertinentes en el Reino Unido a que pongan fin a su manipulación política antichina y dejen de montar esta farsa política», declaró el embajador chino en el Reino Unido, Zheng Zeguang.
¿Qué pasó?
The Times informó este domingo que la Policía antiterrorista del país detuvo en marzo al investigador parlamentario británico para el grupo de reflexión China Research Group, Chris Cash, de 28 años, y a otro hombre de unos 30 años, sospechosos de delitos relacionados con el espionaje.
Ambos permanecieron detenidos en una comisaría del sur de Londres hasta que fueron puestos en libertad bajo fianza hasta primeros de octubre.
Según el periódico, Cash, que había pasado un tiempo enseñando en China tras graduarse en la universidad, fue contratado por Alicia Kearns, diputada del partido conservador que preside la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento. Al parecer, el presunto espía también fue relacionado con el ministro de Seguridad, Tom Tugendhat, fundador del China Research Group, asociación creada para «promover el debate y la reflexión sobre la respuesta británica ante el ascenso» del gigante asiático.
Comentarios de Sunak
Tras la aparición de estas informaciones, el primer ministro británico, Rishi Sunak, manifestó a su homólogo chino, Li Qiang, en la cumbre del G20 celebrada en Nueva Delhi, su «honda preocupación» por la «interferencia» de Pekín en la democracia del Reino Unido, recoge The Guardian.
«He planteado una serie de preocupaciones diferentes que tenemos en áreas de desacuerdo y, en particular, mi gran preocupación por cualquier interferencia en nuestra democracia parlamentaria, que es, obviamente, inaceptable«, declaró el jefe del Gobierno británico.
El primer ministro chino, por su parte, señaló que los dos países «deben gestionar adecuadamente los desacuerdos, respetar los intereses fundamentales y las principales preocupaciones de la otra parte».
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