(El Peruano) — De acuerdo con su calendario de trabajo, el Buró Internacional de Exposiciones (BIE) llevará a cabo en las próximas semanas una nueva ronda de consultas intergubernamentales para decidir la sede de la Expo 2030. La elección de dicha sede se realizará en el 2023 sobre la base de un país un voto. El Perú participará en este proceso. A la fecha, las candidaturas de Arabia Saudita, República de Corea e Italia son la que subsisten. Rusia declinó su candidatura y Ucrania tendría serias dificultades logísticas para asumir su organización.
La Expo 2020, que se llevó a cabo en Dubái, vio diferida su realización debido a las secuelas del covid-19, que obligó a postergarla por alrededor de un año. Con anterioridad, la Expo 2015 se celebró en Milán. El BIE ya tiene decidido que la Expo 2025 deba llevarse a cabo en la ciudad de Osaka, Japón. La decisiones del BIE son adoptadas con la debida anticipación a fin de poder ofrecer a la ciudad anfitriona de cada Expo un tiempo apropiado y las oportunidades del caso para una impecable organización y consultas sobre acciones y beneficios compartidos.
La Expo 2030 tendrá un particular significado para la economía y estabilidad internacionales. Será el marco propicio para la presentación y discusión de aquellos temas cruciales en la era de la pospandemia; en particular, en lo que se refiere a la cooperación y proyectos conjuntos en materia de recuperación económica, fortalecimiento de los niveles de salubridad, innovación y tecnología, mitigación de desastres naturales y desarrollo inclusivo. En la práctica, será un excelente espacio para que la comunidad internacional pueda presentar y compartir sus avances efectuados en estas áreas.
Por esta razón, según se tiene conocimiento, la agenda de la Expo serviría de marco para el debate y logro de avances sustantivos en el contexto global y comprendería temas como la transformación de tecnología, con miras a acercar a las economías del mundo a las ventajas de la Cuarta Revolución Industrial, transferencia de tecnología y generación de culturas tecnológicas propias, medioambiente, brecha digital, empoderamiento de las pequeñas y medianas empresas, complementariedad y conectividad, entre otros asuntos.
De las candidaturas presentadas, la de Busan, de la República de Corea, es la que ofrece mayores alcances y oportunidades al Perú en su conjunto, con importantes márgenes para un beneficio amplio. Ello a partir de la idea fuerza planteada para guiar el desarrollo de su agenda: “Transformando nuestro medio, navegando hacia un futuro mejor”. La vigencia de una efectiva agenda bilateral y de una estructura pragmática de relacionamiento económico, comercial, tecnológico y de cooperación social representa un entorno apropiado para nuevos proyectos con beneficio mutuo. El Acuerdo de Asociación Estratégica Internacional que suscribo el Perú con Corea en el 2012 ha dado pie a importantes mecanismos de transferencia de tecnología. Las actividades que comprende el programa de trabajo de la Expo Busan podrían ser la base para una ampliación hacia otras áreas de interés. A la fecha, esta transferencia comprende principalmente la industria aeronáutica, la formación de capacidades en universidades nacionales, conectividad y gobierno digital, polos tecnológicos, etcétera. La convocatoria que tendrá la Expo Busan, con la presencia de las otras fuentes relevantes, ofrece un abanico de oportunidades para profundizar una cooperación en temas como desarrollo inclusivo y empoderamiento del pujante sector nacional de las pequeñas y medianas empresas, acortamiento de la brecha digital en función de las necesidades del sector educativo nacional, integración nacional y conectividad.
En el ámbito de las expectativas comerciales del Perú, con Corea se tiene suscrito un Acuerdo de Libre Comercio desde el 2011 que ha permitido que Corea se convierta en el primer destino para las exportaciones nacionales y en el cuarto socio comercial, beneficiando a las pequeñas y medianas empresas a lo largo del territorio nacional. La Expo Busan 2030 constituye una plataforma excepcional para ampliar la oferta exportadora nacional, su actualización en función de las nuevas realidades productivas y un acceso privilegiado a otros mercados presentes en el evento. De esta forma se encaminarían de manera efectiva las propuestas para alcanzar una complementariedad económica y comercial global, con claros beneficios para el desarrollo nacional.
En razón de las anteriores consideraciones, será de interés para el Perú seguir de cerca la ronda de consultas del próximo mes para la determinación de la sede de la Expo 2030. El apoyo del Perú a la elección de Busan como sede de la Expo ofrecería innegables ventajas a la economía y sociedad, favorecería un desarrollo integral e inclusivo y sentaría los fundamentos necesarios para el futuro desarrollo nacional. Además, el apoyo que pueda ofrecer el Perú a esta candidatura sería el mejor homenaje al 60° aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países, que se celebrará el próximo año.
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