(Xinhua) — El SARS-CoV-2, el virus que provoca la neumonía COVID-19, solo puede ser resultado de una selección natural de varios pasos; por lo tanto, es poco probable que haya evolucionado en un mercado de una ciudad grande, y mucho menos aún que haya sido creado en un laboratorio, según un artículo científico publicado el viernes.
El artículo, titulado «Sobre el origen del SARS-CoV-2 — El argumento del relojero ciego», fue publicado en la última edición de la revista Science China: Life Sciences. Fue escrito por 22 científicos que trabajan con universidades y hospitales en China, o con instituciones afiliadas a la Academia de Ciencias de China.
De acuerdo con su primer autor y autor correspondiente, el profesor Wu Chung-I, de la Escuela de Ciencias de Vida de la Universidad Sun Yat-sen, la evolución de rasgos de alta adaptabilidad es generalmente un proceso gradual impulsado por la selección natural. Como lo dice Richard Dawkins de manera sucinta en «The Blind Watchmaker» (El relojero ciego): si la selección natural es un relojero, solo puede ser uno ciego que trabaja paso a paso, seleccionando cada vez algunas ligeras mejoras entre ajustes aleatorios.
«Una especie que se adapta perfectamente a su ambiente no es creada de una sola vez, sino que es la culminación de una serie de pequeñas mejoras partiendo de un gran número de mutaciones aleatorias a lo largo de un período prolongado de tiempo. El SARS-CoV-2, como un virus ‘perfecto’, tiene que ser el resultado de la selección natural, ya que nadie puede conocer de antemano cómo crear un virus que se adapte perfectamente a los humanos», explicó Wu.
El científico lo comparó con el proceso de mercadeo de los teléfonos móviles. Ni siquiera el laboratorio electrónico más calificado puede filtrar un diseño que conduzca al celular más popular del mundo en un solo intento. «El producto perfecto debe ser basado en pruebas del mercado y reajustes repetidos», señaló.
Un estudio sobre la infección de ratones con SARS-CoV-2 así lo demuestra. La investigación descubrió que los ratones no pueden ser contagiados con el nuevo coronavirus, pero los científicos han hallado cepas de SARS-CoV-2 que pueden contaminar a los roedores mediante la selección artificial. Aun así, las cepas examinadas artificialmente no pudieron causar un brote de gran magnitud en la población de ratones.
«Según nuestro razonamiento, el virus había experimentado repetidas infecciones mutuas entre animales salvajes y personas antes de que se registrara el primer brote de COVID-19, y, gradualmente, acumuló mutaciones adaptadas al cuerpo humano», sostuvo Wu. «En el proceso de la infección humana, el virus tuvo repetidos fracasos antes de evolucionar hasta las cepas actuales, que son muy adecuadas para la transmisión masiva», agregó.
Un equipo de investigación encabezado por Wu ha propuesto un modelo de evolución gradual del SARS-CoV-2, en el que se cree que el virus se originó en un hábitat de huéspedes animales poco poblado por los humanos, y la interacción frecuente y a largo plazo entre los animales y los humanos le permitió evolucionar. Al mismo tiempo, los huéspedes tanto animales como humanos desarrollaron un grado de inmunidad colectiva. Luego, eventualmente el virus se pudo propagar hacia algunos lugares fuera de ese hábitat, lugares con una población humana muy numerosa y carente de la inmunidad colectiva, provocando así el primer brote.
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