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China recurre a la tecnología para acabar con el tráfico infantil【秘鲁新世界日報】

  【Xinhua】A medida que China avanza hacia una sociedad en la que «ningún niño sea víctima de este lastre», las nuevas tecnologías como la identificación por ADN, la inteligencia artificial (IA) y el reconocimiento facial se han convertido en elementos esenciales, aunadas a los esfuerzos de la labor policial y el apoyo del Gobierno.

En los últimos años, estos avances, de la mano de un sólido compromiso nacional, han brindado rapidez y exactitud en la lucha contra este delito, devolviendo la esperanza a muchas personas en la búsqueda de sus seres queridos. Cada reencuentro resalta el poder de la innovación y la dedicación, e inspira confianza en la visión de una sociedad sin el secuestro de menores.

El ADN entra al juego

El acercamiento de Deng Yajun a la tecnología del ADN en un caso de reunificación familiar comenzó mal.

Deng, una de las primeras expertas en análisis de paternidad del país y fundadora del Instituto de Pruebas de ADN Zhongzheng de Beijing, sintió la necesidad de crear un banco de datos en 2007 tras realizar ensayos a 25 grupos de padres e hijos que se conocieron en una campaña de búsqueda en Yixing, provincia de Jiangsu, en el este del país.

«Las 25 parejas estuvieron a punto de encontrar a sus familiares en el evento, pues pensaban que habían coincidido en algunos datos básicos. Les pedimos que esperaran los resultados de las pruebas de ADN para la confirmación final. Por desgracia, ninguno arrojó parentesco », declaró Deng.

Estos análisis son actualmente lo más adelantado y preciso para determinar filiación. Por tanto, cumple un rol decisivo a la hora de ayudar a padres e hijos raptados a juntarse.

En cooperación con baobeihuijia.com, una importante organización sin ánimo de lucro de China que busca a personas que han perdido el contacto con sus familias, la base de datos de Deng, cuyo objetivo es ayudar a encontrar a desaparecidos hace mucho tiempo, recolectó más de 2000 muestras, la mayoría de personas alejadas de sus familias en la década de 1960.

Unos 2 años después de esta empresa, el Ministerio de Seguridad Pública hizo lo propio a principios de 2009 para abordar el tráfico de menores. A finales de ese año, tuvo su primer caso de éxito cuando ayudó a Xi Xi, en la provincia norteña de Hebei, a reunirse con su familia mediante pruebas a ciegas.

De acuerdo con Deng, la base de datos nacional agrupa hasta ahora muestras de cientos de miles de padres cuyos hijos se han perdido o han sido víctimas de rapto. Una vez que se da con el paradero de uno de ellos, la policía recoge su muestra de ADN y la añade a su sistema para una comparación a ciegas con los cientos de miles de muestras disponibles. Si las de los padres aparecen, se procederá con el cotejo; de lo contrario, la del niño queda guardada hasta que se añadan nuevos análisis.

«En algunos casos, el ADN puede confirmar el parentesco, pero en otros, si no hay coincidencias, es necesario realizar más sondeos e investigaciones para dar con los posibles parientes del menor y recoger muestras para determinar su filiación», explicó.

La carga laboral es titánica. Sin embargo, en los últimos años, China ha ido actualizando su tecnología y normativa para ganar precisión.

«En mis 20 años de experiencia en el sector, el primer gran avance fue la aparición de kits de reactivos nacionales, que han reducido considerablemente los costes. En segundo lugar, ha aumentado el número de puntos genéticos pasibles de análisis. En el pasado, solo había dos kits disponibles en el mercado, ambos importados, pero solo podían estudiar 16 genes, lo que dificultaba distinguir las relaciones entre los más de 1400 millones de chinos. Ahora, la calidad de los reactivos nacionales es comparable a los que vienen del exterior, y agrupan hasta 73 genes. Además, se han desarrollado kits para cromosomas sexuales, X e Y. Estos adelantos son especialmente útiles para temas complejos», sostuvo Deng.

A medida que se amplía el uso de tecnologías de punta, como la IA, en el tema de secuestros, Deng espera que contribuyan a elevar el nivel de eficacia y exactitud de las pruebas de ADN. Por ejemplo, los retratos generados por IA pueden ayudar a la policía a detectar posibles padres afectados y las aplicaciones inteligentes pueden mejorar la comparación de datos.

Feliz reencuentro

¿Ha comido suficiente? ¿Cómo está? ¿Sigue vivo? ¿Dónde está?

Durante 14 años, estas preguntas atormentaron a Sun Haiyang.

En 2007, su hijo de 3 años, Sun Zhuo, fue raptado en la puerta de su tienda en Shenzhen, en la provincia de Guangdong, en el sur de China, causando zozobra en el hogar. Desde entonces, la vida de Sun Haiyang tenía un objetivo en mente: encontrarlo.

Este vía crucis cautivó corazones en todo el país e incluso sirvió de inspiración para una película.

La tortura de Sun Haiyang terminó el 6 de diciembre de 2021. Ese día, él y su esposa volvieron a abrazar a su pequeño ante la mirada de satisfacción de los agentes policiales.

Tres años después, Sun Haiyang detalló el uso de la tecnología en la búsqueda de parientes desaparecidos.

«Dieron con el paradero de Sun Zhuo gracias al reconocimiento facial», dijo, y añadió que este adelanto utiliza fotos de la infancia para predecir sus rasgos de adulto que luego comparan con datos del sistema policial.

Cuando Sun Zhuo, que creció creyendo ser otro en la provincia de Shandong, solicitó su documento de identidad, sus datos quedaron registrados y tras un exhaustivo examen, el servicio lo identificó como el hijo de Sun Haiyang.

«Su hukou (registro familiar) era de Beian, provincia nororiental de Heilongjiang, a unos 3800 kilómetros de Shenzhen. Sin las herramientas digitales, sería casi imposible determinar su ubicación exacta en casos interprovinciales como éste», afirmó Sun.

Incluso después de poner fin a su calvario, Sun Haiyang ha mantenido su compromiso de ayudar a otros que siguen envueltos en el drama.

Según él, a medida que la tecnología evoluciona, los requisitos son menos exigentes, de fotos claras de los menores de entre 3 y 5 años a imágenes de infancia o de parientes para un cotejo aproximado.

Cuando no se dispongan de fotos, las autoridades pueden incluso valerse de los rasgos de los progenitores o familiares cercanos.

Alto al tráfico de menores

La tecnología también ha mejorado la eficacia de las fuerzas de seguridad.

En los últimos años, las autoridades han puesto en marcha una serie de medidas innovadoras para combatir el tráfico de menores aumentando el índice de éxito.

Además del ADN, la tecnología biométrica -que identifica y verifica a las personas mediante la recopilación y el análisis de sus características biológicas (como rasgos faciales)- permite a la policía vigilar y dar con sospechosos en espacios públicos y centros de transporte, facilitando una rápida localización de los desaparecidos.

El sistema «Tuanyuan», o reunión en chino, es otra poderosa herramienta empleada por la policía para extender la búsqueda en la era de internet. El mecanismo envía alertas de niños sin paradero denunciados en un plazo de 1 a 3 horas a la policía y al público en un radio de 100 a 300 kilómetros a través de las principales redes sociales. Para las que superan las 3 horas, estas abarcan un radio de 500 kilómetros.

Desde su lanzamiento oficial en mayo de 2016, el «Tuanyuan», con el apoyo de tecnología cartográfica y de decenas de gigantes de medios sociales chinos, ha cosechado buenas noticias con la recuperación de menores desaparecidos.

Según datos publicados por el Ministerio de Seguridad Pública en 2022, el sistema ha logrado una notable tasa de éxito del 98 %. El tiempo medio de localización se ha reducido de 132 horas a 78, casi la mitad.

Gracias a él, la «iniciativa reencuentro» -una campaña policial para dar con niños secuestrados y desaparecidos- dio con más de 11 198 de ellos hasta mayo de 2022. En 2021, la cifra de casos de tráfico infantil a nivel nacional descendió 82,6 % en comparación con 2013. Sin duda, detrás de estas alentadoras estadísticas yacen los incansables esfuerzos de numerosos agentes, así como un sólido soporte tecnológico.

Tras escuchar la sentencia de muerte dictada contra su secuestrador tras 26 años de búsqueda, Yang Niuhua salió del tribunal y declaró a la prensa: «Nunca me he sentido sola en la lucha; el veredicto de hoy es el resultado de un trabajo colectivo. El coraje de una persona es solitario, el de la sociedad es colectivo, y el de un país es lo que constituye el Estado de Derecho en China».