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Hacia un desarrollo inclusivo sostenido

Uno de los mayores desafíos de la modernización económica gira en torno a la formulación e implementación de proyectos de desarrollo inclusivo, orientados a combatir la pobreza, ofrecer un mejor nivel de vida y elevar la capacidad productiva nacional, en particular de las pequeñas y medianas empresas. En la medida en que se logre avanzar en estas tres magnitudes, mejores serán las posibilidades para una integración económica nacional y para establecer las bases de una conectividad con el exterior. Estos esfuerzos deben prestar especial atención a las necesidades que experimentan las poblaciones ubicadas en el área rural.

En este contexto, debe mencionarse la iniciativa OVOP (One Village, One Product, por sus siglas en inglés), con denominación en español “Un pueblo, un producto”. Fue ideada en 1979 por el gobernador de la Prefectura de Oita, Japón, señor Morihiko Hiramatsu, con el objeto de fomentar y sostener el crecimiento económico en las zonas menos favorecidas de su prefectura por medio de un apoyo al desarrollo del área rural y el aumento de las capacidades de las pequeñas y las medianas empresas, lo que redundó en un mejor nivel de vida de la población local. Debido a sus excelentes resultados, esta iniciativa fue adoptada por otras prefecturas del Japón, así como por distintos gobiernos de Asia, África y América Latina. En la actualidad se ejecutan con el apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) y de la Organización de Comercio Exterior del Japón (JETRO), además del respaldo de las agencias especializadas de las Naciones Unidas.

Tal como lo identifica su nombre, se trata de un esfuerzo con miras a un desarrollo inclusivo local mediante una especialización en la capacidad productiva de las pequeñas y medianas empresas y la capacitación de la población ocupada. Es decir, busca convertir las ventajas comparativas que tienen las regiones o las localidades en ventajas competitivas para la producción de ciertos bienes o servicios. Es una tratativa con una visión social integral, a partir de la determinación de las características y capacidades locales de producción, los recursos existentes y la mano de obra calificada disponible.

En su esencia, representa un proyecto público-privado (PPP) que comprende un diagnóstico de los desafíos y oportunidades de cada región y la participación de la población local en la identificación y movilización de los recursos para la producción. Su ejecución está orientada al aumento en los niveles de empleo, al mejoramiento de la capacidad tecnológica de la industria local y a la promoción de la comercialización de los productos a nivel nacional e internacional.

Su funcionamiento gira en torno al grado de creatividad local, los recursos disponibles y un planeamiento con visión global, según ha sido comentado por la FAO. Por ello, su ejecución requiere el apoyo técnico necesario por parte de las entidades especializadas nacionales e internacionales en la selección de los bienes y servicios que desean producirse, la transferencia de tecnologías e innovación a las poblaciones involucradas y la organización de estrategias de comercialización con visión global.

Al respecto, es importante mencionar la experiencia del Gobierno de Tailandia en la aplicación de OVOP como parte de su política para combatir la pobreza. Fue integrado con la denominación de OTOP (One Town, One Product, por sus siglas en inglés) en el Octavo Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social, cuyos resultados permitieron el crecimiento de las industrias de la seda, tejidos, agroindustria, turismo, etcétera. Su implementación comprendió el necesario apoyo técnico por parte del Gobierno, incluida la transferencia de tecnología y recursos, en la producción y comercialización de los bienes y servicios seleccionados. Igualmente, ha sido aplicado en Filipinas, Vietnam, Indonesia, entre otros países asiáticos.

En el caso del Perú, un primer contacto fue en el 2011, con la denominación de “Un pueblo, un producto” con la presencia de técnicos japoneses que ofrecieron su apoyo en los procedimientos para la selección de oportunidades y fortalezas en la producción de frutas, artesanías, agroindustria, hilados, turismo, entre otros, identificándose diez productos para su implementación. El Perú cuenta con ventajas competitivas y recursos en distintas regiones que podrían ser movilizados para otorgarles una perspectiva comercial internacional a partir de la lista identificada inicialmente. Las diferentes regiones tienen una oferta exportable que bien podría ser promovida, luego de su inserción en estrategias de eficiencia y calidad internacional. La Cumbre del APEC podría representar una excelente oportunidad para contactos y aprendizaje de buenas prácticas.

Las posibilidades que se derivan con los puertos de Chancay y Marcona, además de los acuerdos de libre comercio que el Perú tiene suscritos y vigentes, ofrecen a las áreas productivas del norte y del sur del país una oportunidad para su integración en las cadenas de valor productivo y de comercialización, de cara al mercado nacional y global. De esa forma, la modalidad de asociación público-privada OVOP permitiría un avance importante a escala nacional en los propósitos de alcanzar un desarrollo inclusivo sostenido.