Camino hacia erradicación de pobreza de un pueblo chino, iluminado por energía solar

Publicado en: Español el 08/01/2021

(Xinhua) — A la periodista argentina Ayelén Iñigo la noticia de que China logró en 2020 una victoria decisiva en la lucha contra la pobreza le hizo recordar Lijiawan, uno de los pueblos piloto en el programa de eliminación de la pobreza del país asiático que visitó en 2018.

Junto con una veintena de periodistas de Brasil, México y otros países latinoamericanos, Iñigo visitó en julio de 2018 esa pequeña localidad, ubicada en la provincia central de Hubei, y pudo comprobar in situ cómo funciona el programa de erradicación de la pobreza en las zonas rurales chinas.

«La temperatura rozaba los 40 grados y casi no se veía gente en la calle. Era un lugar impecable con casas sencillas pero muy bonitas. El camino para llegar estaba bien construido y de acceso fácil», dice Iñigo cuando recuerda su primera impresión al entrar al pueblo, donde los vecinos se ocupaban de sus quehaceres y los niños asistían a una escuela linda y prolija.

Con poco más de 800 habitantes, Lijiawan es un lugar geográficamente aislado, con un sistema de transporte atrasado y una base industrial demasiado débil. En 2015, vivían allí unas 74 familias, cuyo ingreso anual no superaba los 2.500 yuanes (alrededor de 387 dólares).

No era ni mucho menos una aldea moderna de edificios altos, pero, sorprendentemente, en el centro del pueblo «pudimos ver unos paneles solares de gran tamaño», rememora la periodista argentina.

«Era imponente y no es algo que uno esperaba en el campo», dice Iñigo, y agrega que le parece aún más interesante es que «la esencia de un pequeño pueblo no se había perdido y se notaba al mismo tiempo la impronta de lo que había logrado el plan de alivio de la pobreza, brindando nuevos recursos y estabilidad en un lugar tan alejado».

Hélio Rocha, periodista brasileño que visitó el pueblo en 2019, comparte la misma sensación.

Atraído por los paisajes y las sonrisas en las caras de los aldeanos, Rocha tomó varias fotos de los agricultores trabajando y de los niños, así como de las plantaciones y la vida próspera de los campesinos.

Rocha e Iñigo destacan las ventajas de la construcción de la central fotovoltaica en el pueblo para desarrollar la economía sin perjudicar el medio ambiente.

En Lijiawan, Rocha vio «mucho equilibrio y buenos paisajes», y en su camino de desarrollo, «las cosechas son sostenibles y no amenazan al suelo y los manantiales».

En su opinión, no solo para la provincia de Hubei sino también para toda China generar más energía limpia es muy importante «por el tamaño de la población».

Por su parte, a Iñigo le resulta muy inspirador que Lijiawan descubriera y aprovechara sus recursos para explorar su propio camino de desarrollo.

«Es una forma de aprovechar algo que brinda el clima, algo que sucede mucho en Hubei, que es el calor», recuerda Iñigo, quien conversó con las autoridades locales y encontró una de las claves de la erradicación de la pobreza de Lijiawan en menos de dos años.

En julio de 2016, la central fotovoltaica en Lijiawan entró en operación con una producción anual de 60.000 a 70.000 kWh, lo que significó un aumento del ingreso de entre 70.000 yuanes (10.850 dólares) y 80.000 yuanes (12.400 dólares) para el pueblo. Más del 60 por ciento del ingreso adicional se distribuyó directamente a las familias pobres.

Para la reportera argentina, es muy innovador que «lo que produce esta central fotovoltaica no alimenta solamente al pueblo sino que también es una fuente de ingreso, porque genera energía extra para vender a la empresa estatal la red de electricidad de la nación».

Para los aldeanos antes eran molestos los días con excesivo calor, pero «con la central, más ingreso y más trabajo. Mientras más presencia solar, más energía generan los paneles y mucho mejor es la vida del pueblo», subraya Iñigo.

A su parecer, la experiencia de Lijiawan de aprovechar la energía natural y gratuita para eliminar la pobreza es un buen ejemplo para muchos otros países, como Argentina.

En septiembre de 2020, el parque fotovoltaico Cauchari, el más grande de América Latina, construido y financiado por empresas chinas, inició oficialmente sus operaciones comerciales, brindando nuevas oportunidades de desarrollo a las pobres aldeas locales.

«Tiene un modelo muy similar al de Lijiawan. No solo alivia la escasez eléctrica, sino que también crea puestos de trabajo y genera ingresos a la comunidad», resalta Iñigo.

Situado en la provincia de Jujuy, al noroeste de Argentina, el parque ofreció a una decena de pueblos alrededores cerca de 1.500 puestos de trabajo durante la construcción.

Está previsto que el proyecto genere ingresos por unos 50 millones de dólares para la provincia, lo cual podrá mejorar la vida de las personas y ayudar a promover el desarrollo económico local.



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