COMENTARIO: Progreso de China en derechos humanos merece aplauso en vez de difamación

Publicado en: Español el 18/07/2020

(Xinhua) — China siempre sostiene que la protección de los derechos humanos sonará falsa a menos que se valoren las vidas humanas y se garanticen la estabilidad social y la seguridad. Este principio ha visto un creciente consenso global en el mundo en crisis de hoy día.

En la 44ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU), que acaba de concluir, China ha obtenido una amplia aprobación de su tangible progreso en la causa de los derechos humanos a pesar de la persistencia de algunos países occidentales de difamar los esfuerzos de Beijing para promover la estabilidad y seguridad generales en Xinjiang y Hong Kong.

En los 18 días de la reunión del único organismo intergubernamental de derechos humanos del mundo, más de 70 países han respaldado la ley de seguridad nacional de China para la Región Administrativa Especial de Hong Kong, y 46 países han expresado su apoyo a la campaña antiterrorista y de desradicalización de China en la región autónoma uygur de Xinjiang, rechazando fuertemente la interferencia extranjera en los asuntos internos de China.

El terrorismo cruel y el extremismo violento representan una grave amenaza para la vida humana y, por lo tanto, para los derechos humanos más básicos. Es por eso que Beijing ha realizado incansables esfuerzos basados en la ley para erradicar el terrorismo en Xinjiang y poner fin a la violencia en Hong Kong.

En el caso de Hong Kong, la ciudad está en camino de restablecer el orden tras el caos creciente del año pasado. Asimismo, Xinjiang no ha visto ningún ataque terrorista en los últimos tres años gracias a un riguroso accionar antiterrorista.

La ardua pero efectiva batalla de China contra el brote de COVID-19 y su histórica campaña de alivio de la pobreza también son parte de la razón por la cual pueden obtener un amplio apoyo dentro y más allá de la sala de conferencias de la sesión del CDHNU.

En lugar de reconocer el sólido hecho de que China ha logrado un progreso indiscutible en materia de derechos humanos, algunas personas en Washington, que atacan a China, están tratando de narrar una historia diferente diciendo una mentira tras otra. A medida que las elecciones presidenciales se acercan, el verdadero propósito de quienes critican a China es anotar puntos políticos para ellos mismos, lo cual es demasiado obvio como para no verlo.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, quien ha sido una de las voces anti-chinas más desenfrenadas en la Administración estadounidense actual, abofeteó a empresas tecnológicas chinas con restricciones de visa el miércoles, citando abusos de los derechos humanos.

El asesor de seguridad nacional Robert O’Brien dijo hace unas semanas que el Partido Comunista de China utilizó la membresía del CDHNU para esquivar las críticas acerca de Xinjiang y Hong Kong.

Además, en un acto excesivamente desesperado por difamar a China, una portavoz del departamento de Estado de EE. UU. tuiteó recientemente una foto retocada para desprestigiar la situación de los derechos humanos en Xinjiang.

Si bien esos halcones de Washington están ocupados de intentar lavar el cerebro de la comunidad internacional en general, no parecen molestarse por los degenerativos antecedentes de derechos humanos de su propio país, tanto en su propia casa como en el extranjero.

A nivel nacional, Estados Unidos está luchando con una «doble crisis». La confluencia de la terrible respuesta de Washington al brote de la COVID-19 y la profunda discriminación institucional del país no solo han expuesto aún más su disparidad racial, sino que también han hecho que el coronavirus sea más mortal para los no blancos en Estados Unidos.

Las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EE. UU. citaron recientemente al cardiólogo Clyde Yancy de la Universidad Northwestern diciendo que se estima que los pacientes afrodescendientes tienen 2,4 veces más probabilidades de morir por el virus que los blancos.

Además, con las sangrientas aventuras militares en el extranjero de Washington en Afganistán, Irak, Siria y otros lugares, Estados Unidos es irrefutablemente el mayor abusador de derechos humanos del mundo.

Difamar a China puede ayudar a las personas de línea dura con China de Washington a obtener algunos votos más en las próximas elecciones, sin embargo, los problemas de los derechos humanos, profundamente arraigados en Estados Unidos, no se están resolviendo y pueden empeorar aún más.

Si Washington realmente quiere hacer algunas contribuciones positivas a la causa mundial de los derechos humanos, debería dejar de negar la notable mejora de los derechos humanos de China y comenzar a solucionar sus propios problemas, uniéndose a otros países de todo el mundo para promover la paz y la estabilidad.



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